Profesora de Ashtanga desde hace 26 años y la primera chilena autorizada nivel 2 del Sharath Yoga Center (2004) en el Sur de la India, califica el yoga no como una práctica deportiva pero que sí involucra mucho lo físico, donde se basa en una metodología de enseñanza tradicional: una práctica sistemática secuencial de posturas que se unen a la respiración y el movimiento, destacando cada posibilidad y límite anatómico.
Nos cuenta, que la práctica del yoga te enfrenta a muchos miedos, lo que te entrega un potencial tremendo para salir de estos y desarrollar nuevas formas de enfrentarlo. Destaca la importancia el día de hoy, de hacer comunidad, como el Ashtangui 2024 donde distintas escuelas de Ashtanga se unen por un día para compartir la práctica. Recalca la importancia de brindar herramientas a nuestros niños de conciencia social, de ponerse en el lugar del otro.
Entrevista:
¿Cómo es la experiencia de ser mamá y trabajar en una disciplina como el yoga, es muy demandante?
Tengo la suerte de tener mucho apoyo del papá de Clara, que también es mi socio en la escuela de yoga. Como trabajo en la escuela, me ha tocado muchos años viajar, sobre todo dentro de Chile. He ido bastante a Bolivia, la Paz, Santa Cruz. Conozco mucho a la comunidad boliviana. También he estado en Mendoza; en Brasil, en Porto Alegre.
En general estoy yendo una vez al mes hacia algún lugar, y voy siempre a Puerto Varas, hay una comunidad importante ahí, también en Concepción y Antofagasta. Este año fui a Valdivia, antes iba a La Serena y ahora tengo un retiro anual a principios de año, en enero, en el Valle del Elqui, donde siempre es un retiro de una semana.
¿Cómo lo haces para combinarlo con la maternidad?
El combinarlo con ser mamá ha sido difícil, pero como paso un tiempo con ella (Clara), una semana y otra no, se me hace más fácil organizarme, salgo siempre que estoy sin ella. Hay que estar preparados, pongo en esa semana mis actividades que son fuera de Santiago. Es súper rico y es lindo, pero cansa porque también dan ganas de estar en la casa. Pero es bonito porque tiene mucha retribución a nivel de cariño sobre todo de la gente, por lo que estás entregando.
¿Cuándo fue que te diste cuenta que el yoga iba a permanecer por siempre en tu vida?
La primera vez que hice Ashtanga, sentí muy profundamente que era algo que quería hacer hasta viejita. No ser profesora, eso nunca me lo plantee, sino la práctica. Me tocó un lado que no sabría decirte qué fue, pero me dije “quiero hacer esto para siempre, quiero morir de viejita haciendo esto y poder seguir haciéndolo hasta el final”.
¿En ese momento estabas en un proceso importante de tu vida, sabemos que eres actriz también?
Sí, estaba trabajando en el Teatro Nacional, en la obra: La Ópera de Tres Centavos, la cual fue un proyecto súper lindo, donde audicioné y quedé. Tuve un rol súper bonito e importante, en algo que me gustaba hacer eran los musicales, cantando y actuando, estaba muy contenta en ese momento porque era difícil quedar. Esto era en el año 98, había egresado en el 95 de la escuela, y claro, siempre era como que tenía pega y estaba bien, no tenía pega y estaba todo mal.
Siempre aposté mucho a que iba a ser actriz, tenía una visión de mi misma como actriz súper clara, como una vocación bien potente, y claro llega justo el yoga en este momento y comienza a pasar que se acaba la temporada, y el yoga me comienza a acompañar en este proceso de bajada del post estar con pega, tener un sueldo, tener una temporada de teatro en un teatro importante; y me empecé a acompañar del yoga en este momento que no era tan fácil, y ahí me di cuenta de que era un apoyo y una ayuda que podía hacer de los momentos difíciles, algo en que me pudiera observar de afuera y decir: “no es tanto” y estar desde otra mirada.
Eres la primera chilena autorizada nivel 2 en Ashtanga, me imagino que tus mayores referentes son los maestros de la India, pero, ¿quién más ha inspirado o ha potenciado tu carrera?
Tengo amigas que son alumnas. Mis grandes amigas de la vida, que son practicantes de Ashtanga, no todas, una de ellas es actriz. Mi amiga practicante, que no vive en Chile ahora. Amigas de toda la vida, desde la escuela de teatro, desde ahí. Ellas son una gran inspiración.
Creo que en el fondo también los mismos alumnos, te das cuenta que es algo que le que hace bien a la gente. No es que sea yo, es que la práctica es así. Creer en cada persona, o potenciar a cada persona, y siento que eso he ido desarrollando.
¿El yoga a que te hace enfrentarte?
Te hace enfrentarte a lugares incómodos, no solo físicamente, sino que también a nivel mental.
¿Para ti, cuales son los pilares fundamentales del yoga?
El autoconocimiento, la observación, la conciencia de tu entorno, de ti mismo, de tu respiración; y el aprender a estar presente.
Llevándolo al plano de tu embarazo, ¿por qué es fundamental que las mamás se conecten con su hijo al momento de saber que están embarazadas?
Porque estás gestando una vida dentro tuyo, y estás absolutamente conectada a esa otra vida que se está gestando. Es como el momento en el que por decir, si bien no somos uno porque hay otra persona ahí, igual somos uno. Es como la consciencia de estar presente y de cuidar, para que ese ser esté lo mejor posible y sentirlo. Yo puedo entender que hay gente que no está ni ahí con estar embarazada y lo está, y puede pasar, es obvio. Para mí fue un embarazo tan deseado, me costó mucho embarazarme, fuí mamá a los 40 años, eso también influye en que haya sido demasiado importante para mí, cuando ya estaba embarazada y estaba todo bien. Tuve mucha suerte de tener un embarazo muy cómodo y muy bueno.
Me acuerdo de haber dicho, y siempre lo recuerdo, para mí fue uno de los momentos donde mejor me he sentido físicamente, volvería a estar embarazada, estaba feliz, no me costaba moverme ni nada de eso. Claro, no sería mamá ahora a los 53 años porque no tengo energía para eso, ya tengo una hija de 12 años, y no podría tener una guagua en mis brazos porque la naturaleza tampoco me lo permitiría. Fue un momento muy luminoso, me sentía espléndida.
No todas las mamás tienen embarazos tan increíbles, ¿no?
Muchas mamás son súper plenas de serlo, y es lo mejor que les ha pasado en la vida, pero tuvieron un embarazo que no volverían a tener porque no lo pasaron tan bien, no lo disfrutaron, se sintieron mal, tenían náuseas. Cuando una es mamá, después es feliz y todo se olvida, respecto a esas incomodidades.
¿Crees que va conectado el tema de tener esas ganas de vivir el proceso en cómo te vas sintiendo?
Sí, pero también es suerte. Podría haber estado con toda esa disposición y capaz haberme sentido mal y que algo me hubiera mandado a la cama. Al final, te toca lo que te toca nomás. No hay mucho control sobre eso. Control tienes sobre cómo se vive una experiencia así, si es que te toca, pero no de si te tocará o no.
¿Por qué crees que a la gente le cuesta resolver sus conflictos internos?, ¿el yoga te ha servido para este tipo de procesos?
Sí, me ha servido porque me ha permitido ver las cosas desde más lejos. Como salirse de uno para tomárselo con más calma, observar cuando hay momentos en que uno se siente sobrepasado y decir: “calma, si esto no es el fin del mundo, aunque se sienta como el fin del mundo”. Todos sufrimos, la diferencia es cómo tú te estás tomando ese sufrimiento y tus dolores porque problemas y dolores van a haber siempre. Si o si, van a pasar cosas en la vida y mientras más años tengas, los problemas son más grandes.
Los dolores en los seres humanos, van a estar siempre, y el yoga es una herramienta bonita y grande, junto a la meditación, para enfrentarse a eso, poder aprender y ver que nada es tan grave. Hay gente que tiene formas de ser menos intensas que otras, pero todos sufrimos, el punto es que nos apegamos a ese sufrimiento, y creo que el yoga y la meditación son una herramienta buena para desapegarse de esos dolores y observarlos.
Es complicado, sobre todo para las nuevas generaciones ¿no?…
Cuando ves los parámetros de belleza por ejemplo, a uno no le afecta porque ya está viejo, pero cuando ves a las niñas de 12 años viendo a las tiktokers con maquillaje, no es solo el prejuicio de ver que están súper maquilladas, sino que es aún peor que en la época mía en donde la anorexia era lo máximo. Ahora veo a estas niñas que se operan a los 16 años, que se sacan costillas, que se hacen una que otra cosa, que se maquillan en exceso. No me calza lo que estamos tratando de buscar con lo que está realmente ocurriendo.
¿Cómo ves a las niñas, niños y adolescentes en una era cada vez más digitalizada?
Creo que hay que hacer harto trabajo en la casa con los niños de uno, y los que no tienen hijos tendrán sobrinos, para apoyar esa crianza, y los que no tienen sobrinos, apoyar la crianza de los hijos de los amigos y tratar de darles un poco de sentido de realidad, porque creo que lo que más falta en estos niños es eso.
En la época nuestra, era lo que uno veía en la revista o en la tele, pero ahora es todo el día, porque lo tienes demasiado a la mano, es mucho más penetrante creo yo, y aun así uno estaba cagada de la cabeza de niña por todo eso, imagínate ahora. Por eso, el sentido de realidad con los niños que uno tiene cerca, es necesario para demostrarles la realidad y que esa belleza no existe, que cada uno es distinto, si han habido muchos avances en eso, en la igualdad, que todos somos distintos y que hay muchas formas de ser distinto, pero también la conexión con la naturaleza me parece fundamental de inculcar a las nuevas generaciones.
Lamentablemente, las masas van a preferir ir un domingo al mall, en vez de ir a un centro cultural o al cerro, siendo que estamos llenos de cerros. Es la pelea interna de la vida. Son el mínimo las personas que prefieren otra cosa, y ese es el camino que hay que mostrarle a los niños, distintas realidades. Hay que tratar de brindar herramientas a nuestros niños de conciencia social, de ponerse en el lugar del otro.
¿De qué forma te gustaría influir a las nuevas generaciones?
En lo que hago, lo que más resuena en los jóvenes es que los incito a creer en ellos. Hay ahí algo súper profundo en la sociedad, niños y niñas, hombres y mujeres, de falta de seguridad. El yoga a veces te enfrenta a muchos miedos que empiezan a salir a la luz, y creo que ese es un bonito potencial a desarrollar en la gente. Que crean en ellos, que cada ser es único y que ese es el valor más grande de por qué estamos viviendo en este momento en la Tierra. Tenemos alguna misión, algo que hacer.
¿Cuáles son los beneficios más relevantes que has sacado del yoga, los aprendizajes más potentes que has encontrado en la práctica?
El aprender a dejar ir ciertas cosas, que muchas veces tiene que ver con cosas que tú podías hacer antes con el cuerpo y ahora por algún motivo, algún dolor o algo, ya no estás pudiendo hacer. Tiene que ver con el desapego, pero es más que eso, es el aceptar los cambios. Ahora en este momento, estoy entrando en mi menopausia y no es que sienta grandes cambios, pero sí que este año me he sentido distinta, y por primera vez, después de 26 años de practicar yoga, creo que realmente y genuinamente he tenido días en que no me importa no poder hacer algo. Le decía hace poco a alguien en un taller que era mucho más yogi no tratar de hacer un loto si tienes una rodilla mala, aceptar los cambios.
Llevándolo a ese plano, ¿qué consejo le das a ese practicante que de repente se frustra y se queja?
Que esto es un camino. El proceso es ese, es el camino, no el llegar a algo que te resulte y que además sea rápidamente. Pero la gente siempre quiere que le resulten las cosas, dicen: “es que quiero avanzar”, pero muchas veces el avanzar significa aceptar que no puedes hacer eso con el cuerpo todavía y tienes que darle tiempo. Creen que uno se pudo poner una pata detrás de la cabeza al tiro y no es así, requiere de esfuerzo, disciplina, de estar constantemente haciendo postura, y de repente empiezan a ocurrir las cosas.
Cuando dejan de ocurrir, ya tienes un camino recorrido en la disciplina, porque eso es lo importante también, si no haces el proceso de pasar por ahí, es difícil tomarle el gusto, o valorar. Es difícil valorar algo si no has hecho un trabajo, un recorrido. Cómo vas a valorar si te salió fácil a la primera, siempre tiene que haber algo que te muestre el valor del esfuerzo que estás poniendo tú, de darte el tiempo, de pararte en el mat, de tener este espacio para ti, de ir a enfrentarte a tu realidad, con tu respiración, con tu cuerpo, con tus limitaciones, con tus potenciales.
¿Por qué es importante el camino más que el resultado?
La gente siempre quiere que sea un camino ascendente, avanzar y avanzar, creen que el hacer una postura o que te vaya a salir una postura, y justamente el avanzar a veces es no hacer esa postura, o hacerla y esforzarte en que te resulte pero que no te resulte. Es disfrutar el proceso, disfrutar el camino, no querer llegar a alguna parte. El camino es la meta, no el final del camino.
¿Has notado alguna pérdida de esencia del yoga?
Un poco con Instagram, esto de mostrar la perfección y la belleza. El yoga llegó a occidente hace muchos años, así que ya es parte de nuestra cultura. Si bien, pensaba, cuando llegó el yoga a Chile a fines de los 90, porque el yoga ya existía en Chile, pero a fines de los 90 llegó el Ashtanga y el Iyengar, que llegaron mucho más masivo y potente. Se creía que iba a ser una moda y que iba a pasar, y no pasó eso, la gente sigue buscando el yoga como una herramienta de autosanación y de autoconocimiento.
Creo que el mostrar la cosa que no es real en redes sociales es como lo occidentalizado que lo pone, porque uno cuando está haciendo su práctica de yoga en realidad está haciendo muchas cosas, o muchas veces está en estado de esencia, de respiración y concentración, a través de ese momento presente y otras veces no, pero cuando uno lo pone en Instagram, el video con la música, se ve solo como una cosa bonita. Pierde la esencia.Pero al mismo tiempo, todos lo hacemos, yo también subo mis cosas a instagram con música.
Si lo tuvieras que describir en algo abstracto, ¿cómo lo describirías?
Es una disciplina que te enseña a estar en el momento presente y a conectarte contigo mismo, puede ser a través de posturas, de estudios, de devoción. Hay muchas formas de hacer yoga, nosotros nos dedicamos a las posturas, eso es lo que enseño, pero es más amplio que eso. Lo enseño a través de posturas y respiraciones, pero hay más.
El alma, el cuerpo y la mente, a esa unión. Eso es yoga, es súper importante que esto no nos haga seres individualistas, sino que al contrario.
¿Por qué es necesario y vital el día de hoy, generar vínculos reales y duraderos en el tiempo?
Porque la conexión verdadera con un otro, no solo de pareja, sino que de amigos, hijos, familia; es como un hogar, es sentir que estás seguro. Yo voy creando esos espacios, esos vínculos donde me siento segura para ser quien soy. Muchas veces, uno cuando no tiene esa confianza o ese vínculo, tampoco se muestra tanto como es hasta que sientes que puedes, y eso lo da la apertura del corazón de las personas. Muchas veces puede ser que no hagas una gran amistad con alguien, por ejemplo cuando yo conozco gente en los talleres fuera de Chile, y tu dices “conecté con esta persona, me sentí en confianza”, y con esa persona pasa lo mismo de vuelta, pero de repente hay personas que no te generan eso, y ahí tú también te cierras, pero es porque hay cierta falta de apertura.
Prefiero, o trato al menos, de ir por la vida abierta de corazón, y obvio que uno no puede conectar con todas las personas, si eso es una realidad, no todos van a conectar contigo y tú no vas a conectar con todos, es lógico, pero eso te hace también poder conectar desde lo verdadero. Los vínculos verdaderos tienen que ver con la esencia de las personas y eso es maravilloso, conocer a las personas y poder conectar con ellas con cariño, respeto, amor. Al final, eso expande los corazones, los vínculos y el amor universal.